«Que no se lo salta un gitano»

Una expresión bastante antigua, que significa «de grandes dimensiones». El origen lo encontramos seguramente en la Andalucía de finales del XIX, donde muchos bandoleros, la mayoría de raza gitana, cometían numerosos robos en las fincas de los grandes terratenientes o en las casas de los pueblos de las montañas. El primer remedio que se encontró a este problema fue obviamente construir muros más altos alrededor de las casas para que ninguna persona fuera capaz de saltarlo sin ayuda de herramientas. Esta primera medida no detuvo a los gitanos, que desarrollaron un particular sistema de pértigas (como puede verse en la foto) para sortear el obstáculo con discreción durante la noche. Fue a partir de este momento que en algunos panfletos de publicidad de obreros comenzó a aparecer la expresión «Construya para su casa un muro que no se lo salta un gitano. Ni con pértiga«. Obviamente no hizo falta mucho tiempo para que, ayudada del gracejo popular, la expresión de los panfletos pasara a considerarse una especie de unidad de medida que indica lo exagerado o tremendamente grande.

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